Bárbara lo miró con un poco de suspicacia; pero a Francis poco le importaba ya lo que ella pudiese decir de él; le dijo que se llevaría al niño con él, que ella podría ir a Londres mientras ellos no estaban; pero que la Casa no debía estar sola por mucho tiempo; le advirtió que como máximo estarían allá 1 semana, que no pensara que se iban a ir más tiempo, el viaje a Foxriver era relativamente corto.
Así Francis en la mañana luego de dos días como lo había previsto partió con Henry consigo; por una parte sentía que Henry le daba fuerzas para ver a su Padre, pues este no podría ignorarlo o tratarlo mal; en el camino Francis le contaba historias de Caballeros y Dragones a Henry el cual quedaba impresionado con todo lo que su Padre le decía; finalmente luego de 6 horas de Viaje, llegó a Foxriver, una localidad un tanto apagada, muy vieja el Pueblo había sido fundado por los Romanos con el nombre de Río Rojo, pero luego los Celtas le habían puesto el nombre actual; durante la Edad Media había sido un Rico Feudo gobernado por los antepasados de Francis. Al ver Francis en la alta Colina el Castillo High River Hill, sintió que todos sus recuerdos de su Padre se agolpaban en su Mente, sintió Pena, quiso llorar; pero al ver a Henry se contuvo, no podía permitir que su Hijo le viese así.
Al llegar a la Plaza de la Ciudad, el Sacerdote del Pueblo, un viejo regordete de rojos pómulos lo vio; rápidamente bajó de la Torre y fue tras él; luego de un rato lo encontró, venía aún más rojo por el cansancio; apenas hablaba, y enseguida Francis lo reconoció:
-Reverendo Boston! Aún sigue aquí!-
-Sí hijo mío; mi Labor es casi interminable aquí; a qué has venido, hace tanto que no te veía, estás hecho todo un Hombre y puedo ver que este pequeño es tu Hijo, se parece mucho a tu Padre-
Al decir esto, Francis quedó pasmado de la Sorpresa; nunca se había puesto a pensar en el increíble parecido de Francis con su Abuelo; de pronto se alejó de su Hijo sin quererlo, pero luego reaccionó y se lo presentó al Reverendo.
-Sí, este es mi Hijo Henry; ya tiene 7 años; es un Joven muy inteligente, es verdad se parece a su Abuelo-
-Francis, hace tiempo que no veo a tu Padre, no ha bajado a la Misa desde hace mucho-
-Es que está enfermo, por eso vine Reverendo-
-Ohh, qué lástima, tu Padre siempre fue tan vital....-
-Pero Reverendo no lo diga así, que pareciera que está muerto...-
Francis no le tomó peso a lo que dijo; pero luego lo haría.
-Reverendo, lo siento podemos seguir hablando en otro momento, debo ir al Castillo porque el Frío ya bajará, adiós-
-Sí, el Frío arrecia, mejor me voy a terminar en la Iglesia para ir a Casa, Bertha me espera con una rica Sopa de Pollo, adiós-
Así los viejos amigos se despidieron, Francis subió en un Viejo Carruaje el Monte del Castillo; cuando llegó se dio cuenta de que el Castillo ya no estaba como él lo recordaba; ahora se veía viejo y sin Vida, con Enredaderas Viejas a su alrededor y un Aire escalofriante; por un momento pensó que si el Castillo había cambiado, su Padre también podría haberlo hecho, mientras miraba el Castillo; un Vieja de aspecto Seco salió de la gran Puerta de enfrente.
Era Anne; la empleada más vieja del Castillo, conocía a Francis desde pequeño, cuando lo recibió directamente desde su Madre, ahora tenía un aire un poco nostálgico y un tanto arisco, nada que ver con cómo la recordaba Francis, siempre rebozante de Vida y Cariño para él.
-Señor Francis, por favor pase ahora-
Bienvenido Lector
La Muerte de Lord Guillow (Cap 4)
Craneado por
Hannibal Lecter
a la/s
12/05/2007 04:32:00 p. m.
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La Muerte de Lord Guillow (Cap 2)
Capítulo II
Al día siguiente Lord Guillow se levantó como siempre, con una barba un tanto larga; pero poco notoria a simple vista así que decidió no afeitarse, Lady Barbara apareció en el comedor mientras el tomaba desayuno y le habló acerca de lo conveniente que podía ser vivir en Londres:
-En Londres está el desarrollo industrial que tanto dinero trae a los inversionistas, dicen que no ir allá es para tontos, que la modernidad está en la ciudad-
Y Francis sólo asentía con la cabeza, pero pensaba en lo molesta que podía llegar a ser esta mujer, al rato terminó su desayudo y decidió partir a la Ciudad para ver unos trámites pendientes; le dijo a Barbara que cuidara a Henry de no meterse en los pantanos, pues le encantaba ir para allá.
Partió al mediodía en una pequeña carroza para él y un acompañante, nada más. Luego de una hora de viaje por los frescos bosques de Faxtone y llegó a Mount Sisex con un sol potente; se sacó el sombrero y entró a la Alcaldía, ahí lo recibió Lord Albert de Güissant el Alcalde, que con reverencias lo hizo pasar:
-Oh, mi querido Lord Guillow, a qué ha venido hoy?-
-Tengo que cobrar unos pagarés de la Alcaldía, me los adeudan desde Marzo y ya es Junio; los tiempos no están buenos como para condonar cualquier deuda; sé que el Rey os entrega una comisión especial por el hecho de tener la fábrica de Hilos; así que me gustaría que me pagasen lo antes posible-
-No os preocupeis Milord, vuestra deuda será saldada cuando antes; vamos ahora abajo a tomar un Café de las Colonias, un café con galletas siempre es bueno para discutir sobre dinero-
-No, descuide; no tengo hambre en mi Hacienda ya comí, sólo venía por la deuda; si gusta puede pagarme ahora y yo me retiraré enseguida-
-Ehhh... mmmm... Milord, el dinero no está aquí precisamente...-
-Pero la deuda ya tiene 3 meses, no me puedes pagar más tarde, he esperado lo suficiente; la Corona tiene los suficientes medios para costear los Municipios-
-Pero Señor, nuestro municipio no cuenta con recursos ahora, no podemos pagar deudas ahora, pero Milord, dentro de una semana la deuda será saldada con creces de Su Majestad, no os preocupeis-
Luego de esto, Francis se retiró lo más rápido posible del lugar, odiaba el Pueblo, pues ese olor a humo imperante, el hollín en las paredes y en el suelo eran insoportables para él. Luego pasó a la Catedral, el Reverendo Vernstein lo recibió con gran cariño, pues le conocía desde la infancia.
-Hola Hijo, que os trae a la Casa del Señor?-
-Reverendo, nada sólo vengo a conversar con nuestro Señor por un momento y a ayudar a esta Iglesia-
-Hijo, tus ayudas son muchas, y son muy agradecidas, sabes bien que los niños de este lugar no tienen lugar donde estudiar y el Rey no está dispuesto a emplear políticas pro-educación-
-Ya lo se Reverendo, el Rey no entrega dineros para nada más que sus lujos y los de su familia-
-Ni lo digas, el Rey hace más de dos meses que no manda ninguna ayuda a los pobres como antes lo hacía....-
-Bueno Reverendo, tengo que irme mi Esposa me espera con mi Hijo Henry.
-Adiós Hijo, Dios te salve-
Así Francis se subió nuevamente a la Carroza y volvió al Castillo, donde vio a Henry jugando muy entretenido en el césped con unos juguetes de madera. Fue rápido hacia él y jugó un rato con este, luego fue donde Barbara para contarle lo de la Alcaldía.
La Muerte de Lord Guillow
Ahora voy a escribir un pequeño cuento que va a ir por partes, cada cierto tiempo voy a subir una nueva parte, hasta que termine.
Capítulo I
Cuando Lord Francis Guillow caminaba por el largo pasillo de el lúgubre y frío Castillo de Fixter en el Condado de Saxton Hill, Lord Guillow se entumecía y de pronto tiritaba, pero al segundo de esto se recomponía pues este Castillo de sus antepasados no podía albergar a un debilucho cualquiera que no aguantara la fría piedra del edificio, llegó a su Habitación donde Lady Barbara lo esperaba en la cama, Francis con rapidez se metió en la cama y Bárbara al instante lo abrazó con cariño y le dijo:
-Francis, no crees que Londres sería un mejor lugar para vivir? Tu hijo pronto será un hombrecito y no puede recibir la educación de este condado alejado de todo; debemos irnos, puedes vender esta fría estancia y sacarle mucho dinero; tú no la necesitas....-
Francis la miró un tiempo y luego con aplomo se dio vuelta y simplemente se durmió.
Otro día sigo.....
Salu2
-Por qué lo hiciste......
María queda abstraída en si misma y no responde, mientras mantiene las manos estáticas, sólo ve Rojo......
Alberto insiste, intenta tocar a María para sacarla del trance, pero esta parece no responder a nada, el Rojo está en el Ambiente......
María comienza a llorar y sus manos se sueltan, deja caer algo rojizo por el suelo. Su rostro está pálido, respira agitada, sus dedos también están blancos, sus uñas blanquecinas ahora parecen un papel finísimo, y que con el temblar de su cuerpo se va a rajar....
Alberto comienza a mirar la escena, comienza a rememorar minutos antes, y recuerda que junto a María peleaban por algo, luego recuerda que María se enfurece y se va a la Cocina.....
María cae sobre sus rodillas, siente un líquido cálido que mancha el vestido floreado que hace poco había comprado, pero extrañamente no le importa, sólo le importa lo que fijamente ve, sólo le importa que sus ojos no titubeen y dejen de mirar hacia allá, sus pupilas tiemblan, pero no desenfocan, sus labios antes de un rojo rubí, ahora parecen un témpano; que no deja de temblar. María tiene un rastro de terror, este la paralizó....
Alberto sigue absorto en sus recuerdos cuando, ve en su mente a María corriendo hacia el, luego el recuerdo se interrumpe, sólo divisó un brillante haz de luz, y sintió que su corazón era tocado por el hielo. Y luego de esto grita:
-Maríaaaa!
Y María no atiende, pero su actitud cambia, ahora el ápice de Terror, se vuelve un Mar de Horror que domina ese Rojo intenso en la sala. María mira atentamente al bulto rojizo frente a ella, y sube la mirada lentamente, cuando logra divisar una silueta difusa carmín, que la mira atentamente, y que logra oír que la llama. Cuando María ve los ojos de este ente, su Corazón deja de latir, y parte con él.
Craneado por
Hannibal Lecter
a la/s
4/19/2007 10:55:00 p. m.
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Etiquetas: Cuento